
Valdiviano, tercer hijo de cinco hermanos, mi infancia marcada por el amor y cuidados maternos, nacido y criado a un par de cuadras del Río de Valdivia que todos los inviernos tocaba la puerta y algo más de nuestra casa. Ese río también es parte de mi infancia y adolescencia. Luego llegué a Temuco a fines de la enseñanza media, ingresé a la Universidad donde estudie medicina y me comprometí social y políticamente con el Chile de ese tiempo. En la Universidad conocí mi amor y compañera de vida con quien formamos una familia con dos hijas una nieta, papás y mamás, y disfrutamos tiempo junto a hermanas, hermanos, yernos, nueras, sobrinos, amigos que son como familia… esto es lo significativo junto a ella.
También cultivar nuestra vida espiritual son los momentos que van llenando nuestros días.
Vocación de médico dedicado a mis pacientes. Miles de nuevas vidas acompañadas al nacer, y en momentos difíciles también. La Oncología ginecológica ha sido un camino profesional y humano que ha marcado mucho de lo que he sido como médico y persona.
¿Cuál es su motivación para iniciar un equipo de Humanización en un Hospital Público?
Fue un camino muy lento de tomar conciencia de lo que sentíamos con Mary. Tanto esfuerzo profesional y tecnológico y que no veíamos que la experiencia de los pacientes era la que debía ser. Recuerdo un momento personal en que caminábamos por uno de los pasillos del hospital y veíamos personas abrazadas llorando, recibiendo noticias muy complejas en ese lugar y que fue un momento en la que tomamos la decisión de hacer más de lo que estábamos haciendo, que podíamos ayudar a lograr una mejor experiencia, mas compasiva, más digna, más humana para las y los pacientes y sus familias.
Esta convicción nos llevó a España y a abrazar el modelo del Centro de Humanización Camiliano desde donde nos hemos nutrido principalmente, donde volvemos permanentemente y donde también hemos conocido a las personas que esos grandes amigos.
¿De qué manera ha vivido la Humanización en su labor diaria?
Hemos intentado llevar este mensaje con la mayor coherencia posible, de una medicina multidimensional, centrada en las personas, generando espacios y momentos cubiertos de dignidad en la atención.
Dedicando mucho tiempo, también tomando parte importante de nuestras horas fuera del hospital, de descanso y muchos fines de semana.
Sintiéndolo como una misión con la que me he comprometido. Reconociendo que también han existido momentos de incomprensión y amargura.
¿Cuáles han sido las mayores y mejores enseñanzas que ha dejado este camino?
Lo mejor ha sido los múltiples compañeros de camino, tanto con nuestro equipo del hospital como los cientos, quizás miles que hemos conocido a lo largo de Chile en este tiempo.
Ver cómo se ha ido avanzado y cómo se sigue construyendo cada día a través de tantos equipos que nacen espontáneamente sin necesidad que exista más que la motivación nacida de la propia conciencia de cambio de esos equipos.
¿Qué ha significado SOCHIIHS para usted durante este tiempo?
Este camino se ha llenado de amigos para la vida. Hemos aprendido tanto de cada uno, y hemos visto el tremendo valor de lo interdisciplinario y socio sanitario.
Me gustaría poder dar más, lo siento como una deuda que espero saldar en algún momento.



